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Esa fecha parte II

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Mensaje por bleeding carnation Vie Mar 19, 2010 3:52 am

Esa fecha
Parte II

Los besos ya no eran tan inocentes como en un principio, ahora conseguir un poco de aire era toda una batalla para separarse de los labios del otro, cada vez que uno necesitaba ese fluido(2) tan esencial para la vida debía tirar con fuerza del cuerpo del otro para tomar un poco de este, los rostros seguían rojos y enardecidos, las ropas seguían obedientes en sus lugares correctos, el carruaje todavía no había sufrido los embates de la lujuria acumulada por tanto, darían un gran paso, quizá demasiado grande.

El cuerpo del príncipe era aplastado contra la puerta del vehículo, su rodilla reposaba al lado de la cintura del rey, lo que provocaba contactos íntimos de vez en cuando…

-Mmm…Yuuri, detente, Yuu…ri…AHHHHHH-la reacción automática del blondo fue taparse la boca con ambas manos, y del pelinegro mirarlo como si le hubiera dado el placer más grande de esta vida, acababa de gimotear, pero no era un simple gemido, era el primero que se salía de sus bocas y había sido muy fuerte.-¡Yuuri!...¡henachoko pervertido!, no me mires así…

-Así….¿cómo?...

-No te hagas…¡Te estás riendo!...¡Yuuri!- el rojo se apoderaba cada vez más de su cara, la presión sanguínea en ciertas partes de su cuerpo había aumentado al máximo, haciendo visibles, ciertos "problemillas", siguió la línea que describía la quemante mirada del rey, para dar directamente con sus genitales.-¡YUU…¡¡¡YUURI!!!....-los labios del rey no lo dejaron continuar con sus quejas, la lengua insinuante se unía con la suya, dándole cosquillas, al separarse, sintieron un fuerte sonido hecho por sus labios, como al destapar un frasco.

-Wolf, no importa…yo también…-un moreno hecho nervios hizo un pequeño ademán con sus manos para que su pareja pusiera atención en cierta zona, el pantalón del maou estaba claramente abultado, es más, se atrevería a decir que se encontraba más duro y "emocionado" que él, aunque ese bulto ciertamente despertó los instintos que hasta ahora mantuvo durmiendo, su mano diestra se dirigió sin vacilar a él, palmoteó por encima, intercalando las miradas entre la tela negra y los ojos sorprendidos de su prometido, no pensaba bien lo que estaba haciendo, veía como su mano y un sentimiento que no comprendía se apoderaban de la voluntad de su cuerpo, se atrevió a poner toda su mano extendida sobre esa parte, aunque a través de la ropa, fue el turno del maou de gemir, logró controlarse para no hacerlo igual que el rubio, pero al mismo tiempo su rubio notó que la venganza existía…

Su posición era incómoda, estando en uno de los asientos, aunque para dos personas, habían escogido que uno de sus cuerpos triturara al otro contra la pared, el guaperas más arrogante de todo el reino se encontraba bajo el rey, ayudándolo a no perder el equilibrio, con su pierna derecha delimitando el espacio entre el y la nada, para que no cayera él o ambos al suelo, el brazo derecho del moreno se semi-escondía en la espalda del otro, haciendo que su codo no estuviera en una posición muy ortodoxa, con la mano izquierda presionaba la pared que estaba al lado de la cara de ángel que tanto amaba, para terminar aseguraba un poco más su posición con su pie izquierdo contra el suelo, así eran muy pocos los movimientos que les era permitido hacer, por un segundo se sumergieron profundamente en los ojos del otro, el rey tragó saliva haciendo que su manzana de adán subiera y bajara provocativamente, siendo seguida por las pupilas verdes de alguien que no pudo dejar de comparar ese cartílago con otra parte de su anatomía.

-Wolf…¿y si….en el…?-no quería ser maleducado y menos preguntarle fríamente si fuera del asiento sería mejor, eso, ayudado por sus nervios no lo dejaron continuar.

-Sí, yo también creo que en el suelo sería mejor- le sonrió, Shibuya al ver ese rostro pensó que era todo un ángel sonriendo.-¿Cómo esta tu brazo?...

-¿Mi brazo…?

Enderezó su cuerpo sentándose correctamente, el otro siguió su ejemplo.

-Muévelo…

Al intentar algo tan simple como sacarlo de detrás de su príncipe, sintió un dolor y un cosquilleo que le impidió estirarlo.

-Ita..tatata…

-Dame aquí-el rubio empezó a administrarle pequeñas pero decididas oleadas de maryoku curativo en esa zona, los dos miraban la energía verde claro chocar contra el brazo del soberano.

-Emmmm…Wolfram…-miraba la alfombra verde muy concentrado en ella, su cara luchaba por romper un record guinnes por el tono, cada vez más brillante que adquiría.-no es por interrumpir…pero….gracias…pero…

-Sí, yo también…-un dulce beso fue depositado bajo el oído del rey-creo que hay cosas más…urgentes…en este momento-aclaró su garganta ruidosamente.

Sus manos buscaron una a la otra para entrelazarse y sentir su calor más de cerca, y así saltó a la luz el leve temblar del rey, quien comenzó la lenta bajada hacia el suelo del carruaje, dónde notó, la alfombra era blanda y esponjosa, tiró levemente de su unión con el príncipe, el que entendió al instante lo que le querían decir, empero en vez de bajar para ponerse al lado del soberano, se sentó al medio de sus piernas, fue recibido satisfactoriamente con un beso.

-¿Y ahora..qué?- debía hacer el intento, el nerviosismo lo habían embargado de tal forma que no pudo contenerla.

-Henachoko…¿qué clase de pregunta es esa?

La ceja del prometido oficial habló por él, era ridículo preguntar eso, se sentó sobre las piernas del maou, sujetándose de sus hombros. El primer remezón de una nueva ronda de besos fue declarado, los labios del príncipe se comían en carne viva a los del monarca, ¿cuánto había tenido que esperar para esto?...

La lengua del moreno, que ya había perdido toda la vergüenza inicial, jugaba a su gusto la de su pareja, guiándola por su boca y haciéndose espacio a la "fuerza" en la ajena, Wolfram sentía que quería llegarle al fondo, el sabor en el que se humedecía su boca era único, no había comparación con nada más en cualquier mundo, habría los ojos de vez en cuando para asegurarse de que, esta vez, todo fuera real y que de verdad estuviera ocurriendo.

Pero era real, lo sabía porque había ocasiones en las que por culpa del otro le llegaban pequeños golpecitos y intentos de exploración en su boca mal hechos, a duras penas pudo cortar ese sabroso contacto para volver a ver la cara excitada del maou, con algunos mechones en lugares que no debería, su labios semi-abiertos, respirando por la boca, y presintiendo que el otro hacía lo mismo que él, contemplar en su rostro el resultado de sus caricias, con la diferencia que el moreno veía como se colaba la luz entre las hebras doradas del cabello de su amado, la iluminación perfecta…

Seguir conteniéndose de ver su torso desnudo, fue mucho para él, su mano tomó los botones dorados del uniforme azul que escondía su formado pecho, uno a uno fueron víctimas de sus manos, el rubio aplicaba sublimes besos en su cuello al mismo ritmo que le era arrebatada su chaqueta. Sintió las manos de la persona que amaba rozar, a propósito, la piel de su hombro y parte de sus brazos cuando le terminó de sacar esa prenda. Se sintió a sí mismo unir sus labios, acariciar su rostro y la parte posterior de su cuerpo con una intranquilidad que hasta ahora no había experimentado, los dedos del otro se habían aventurado por debajo de su camisa interna blanca para jugar a seguir la línea de su espina y algunos de sus músculos, había veces en las que sentía la presencia plena de las dos ayudantes del maou en su espalda, al liberarse de los labios del maou se ensañó completamente con su ropa, hizo lo mismo que le habían hecho, uno a uno los botones de la chaqueta negra cedieron si ninguna queja, las respiraciones trataban de conservar algo de calma, pero ya estaban llegando al punto en que no se puede ingresar aire a los pulmones normalmente.

El níveo cuello fue atacado por los dientes sedientos de sangre del monarca, los encuentros con sus venas y en especialmente atrás de su oreja le daban dulces descargar eléctricas que recorrían desde su nuca hasta la base de su espalda, todo era demasiado, era tiempo de invertir los papeles. En una llave digna de boxeo, el maou terminó entre sus piernas mientras era el ahora el que estaba contra la pared, ya que estaba en eso, aprovecho de terminar su trabajo con la chaqueta, una vez fuera del cuerpo del maou, la clavícula se ofreció a su boca y sus dientes, en un principio sus labios y aliento fueron los que lo acompañaron en el trayecto entre el centro del pecho hacia ella, pero en medio de él, el instinto le hizo sacar la punta de la lengua, el tacto fue gratificante y extraño, el sabor de la piel del otro era verdaderamente delicioso, pero recordó que no era el único participe de este juego, miro a los ojos negros de su amante buscando algún atisbo de desagrado que no entendió, es más las orbes oscuras comprendieron bien lo que le estaba preguntando las claras.

-Se siente bien…-con el alma fuera de su cuerpo soportó la vista del otro, las esmeraldas se le colaban en el alma, pero había disfrutado más de lo que imaginó ese húmedo contacto. El rubio posó su mano en el hombro izquierdo de su prometido, por un segundo la diferencia de tono de sus pieles fue lo que resaltó sobre todo, hasta eso le gustaba, le intrigaba demasiado esa diferencia, no era mucha, pero era notoria, no como con los demás nobles que era casi imperceptible. Continuo con su labor donde la había dejado, siguió el camino que le daba ese inofensivo huesito para terminar en su hombro, donde la tentación fue cada vez mayor, sus dientes se clavaron un poco en la morena piel, ahora era el monarca quién sufría un mal terrible de escalofríos, esto era mucho mejor de lo que jamás pensó.

Las zarpas del blondo, fueron mucho más osadas que las de su acompañante, tomaron la blanca y única tela que cubría el pecho ajeno, sintió la piel de todo el costado del cuerpo, al sacarla por arriba pudo palpar las dos axilas del otro por entero, vio con atención de artista como el genero destapa y descubría el semblante rojo y excitado del rey, quién se tiro con desesperación hacia él, besándolo una vez más, para sosegar sus deseos de más, quería hundirse en él y fusionar su anatomía en la del otro, el príncipe pudo adivinar cómo dos manos tomaban su camisa y se la retiraban del cuerpo de una sola y decidida vez, ahora estando los dos medio-desnudos lo que harían estaba más presente en sus mentes y el beso se hacia cada vez más lujurioso, ya no podían seguir negando los gimoteos que trataban de tapar con todo su ser, la vergüenza a ser escuchados demostrando el placer que el otro le daba poco a poco moría.

El encuentro entre sus tetillas hizo que estas se endurecieran automáticamente, el abrazo era comparable con el de un pitón con su presa, el nuevo descubrimiento, ambos pechos desnudos y sintiéndose mutuamente, los hizo querer estar lo más cerca del otro posible, el rubio se resbaló por entre las piernas del moreno, quedando recostado en el suelo, que no le fue de todo incomodo por la suave alfombra bajo suyo, las orbes esmeraldas se ofrecían sumisas a la voluntad de su pareja. Antes de hacer lo que le sugerían sin palabras el monarca depositó un calido beso en sus labio y busco con la punta de su lengua la ajena, cuando sintió que comenzaba a responder a sus caricias se alejó rápidamente de él, dejándolo con la boca abierta, ganas de más y una visible queja a punto de hacerse sentir, mas no fue pronunciada, al sentir las manos del otro en sus genitales todo intento de habla se transformó en apagados gemidos, ni siquiera alguna fuerza era aplicada, mas al recordar que era Yuuri el que se concentraba en esa parte de su anatomía cualquier roce, cualquier caricia contaba por mucho más que el doble.

Los dedos se entretenían con el botón del pantalón azul, mientras su lengua degustaba el gusto de su amante, su lado carnívoro se hizo presente queriendo recorrer con su lengua toda esa piel, empezó por la pera bajando por la línea que le indicaba el cuello, unos besos fueron esparcidos, sin avaricia en la unión entre su pecho y su cuello, el blondo sentía una incomodidad al no saber bien dónde colocar sus manos, sus traslucidos pensamientos fueron vistos, el rey tomó de sus muñecas dirigiendo sus dos problemas hacia los negros mechones, dónde pudieron descansar tranquilamente sus dos palmas, pero al estar en esa posición tenía un segundo problema, las ganas de guiar la trayectoria del rey eran muchas, las caricias con sus yemas en el costado de su cuerpo más la lengua insinuante, con la suma de un impulso repentino, hizo que, al rey estar atendiendo con tenacidad el espacio un poco más abajo del hombro, sintiera un sublime empujoncito en su cabeza, el príncipe se sintió morir en ese momento, pero no fue el único, su cuerpo lo traicionó al hacer un segundo intento de recomendación, se odió a si mismo, quería que llegara luego a su tetilla, según le habían contado esa era una parte especialmente sensible y su curiosidad le jugó sucio.

Sus ordenes fueron escuchadas, el maou había visto y leído más de alguna escena de sexo donde pasar la lengua sobre esas dos partes del cuerpo del otro era requisito fijo, pero si había que pasar la lengua por ahí también tendría que hacerlo por otro lado…¿sería mucho? una felación en su primer intento, no, no era capaz, eso era mucho, definitivamente mucho…y…¿si se corría en su boca y tenía que tragar sus "cosillas"?...o ¿si se ahogaba y moría ahí mismo?...en su mente podía ver los titulares de los diarios diciendo algo así "chico muere practicándole sexo oral a su novio" o "muerto en medio de su primera felación" o en un record Guinness por la muerte más tonta…

Tanto se concentró en su "posible muerte" que cuando volvió a la realidad se encontró con un príncipe gimiendo y jadeando sin tapujos y a sí mismo a la altura de su ombligo, se asustó, había bajado demasiado fuera de su voluntad, fue tomado por los hombros, pensó que lo llevarían al frente del pene de su pareja de una buena vez y sería obligado a engullirlo de frentón…más fue posicionado boca arriba sobre el suelo, era su turno de gemir sin trabas.

El rubio miró por un buen rato la parte del cuerpo desnuda de su amante, le costó mucho decidir qué era exactamente lo que atacaría primero, todo era muy deseable…finalmente se decidió por una masita que desde siempre llamó su atención, la manzana de adán de la persona que tenía la persona debajo suyo, subía y bajaba, incitándolo, llamándolo y seduciéndolo, unos labios, al ver su cercanía, se prepararon para recibirlo, pero fueron desilusionados al darse cuenta que la víctima no eran ellos, el cartílago, escondido bajo esa dulce piel, era un poco más grande que el propio, por eso siempre quiso darle una mordida, para probar su resistencia, ahora cumplía sus fantasías, se sentía morbosamente bien, comparaba su movimiento con los que supuestamente haría una parte de su anatomía mucho más dura, estando en esa posición sintiendo con su lengua el meneo de eso, se preguntó si ya que estaban en eso, le dejaría posarla en sus partes, porque en realidad quería cambiar su manzana por algo más comparable a una zanahoria…

La equiparación de la comida con esas partes le hizo sentirse un poco mal, después de todo era su primera vez, si empezaba con esos juegos desde ahora quizá como terminarían…pensó.

Los fuertes jadeos en la boca de ambos y el creciente y doloroso palpitar en sus zonas le hizo saber la parte baja de sus ropas empezaban a ser un lastimoso estorbo, prefirió primero desnudar a su pareja, el maou, en medio de un beso, sintió el sonido de su cremallera al bajar y unas manos que sacaban presurosas esa prenda, gimió fuertemente dentro de sus bocas, eso significaba que se acercaba el momento…

El botón del pantalón azul ya no sería un juguete para él, se lo quitó y bajó tal y como se lo habían hecho a él…los dos quedaron sentados como indios frente a frente, mirándose, directamente a los ojos, sin los pantalones se podía apreciar a los dos miembros duros y erectos, ya a este punto, rogando más atención, la boca abierta del dueño de los ojos claros al rey le pareció comestible, pero la presa sería la que iría tras su cazador, lentamente sintió un par de níveos brazos alrededor de su cuello y sus propias manos en las caderas del otro, los rostros estaban rojos, y expectantes por cual sería el movimiento del otro, un beso comenzado por el príncipe tomó protagonismo, era exquisito besarse de esa forma, sabiendo muy bien que solo faltaban unos pocos pasos más…

Un movimiento de cadera por reflejo del moreno hizo que sus dos miembros se encontraran, aunque la ropa en ese momento les provocó un agudo dolor a ambos.

-Perdón…yo…-su tono de voz le pareció el más sexy que jamás se había escuchado.

-No importa….Yuuri, sólo…-al ver lo que el rubio hacia, el maou le siguió el ejemplo, se sacó el mismo la última prenda para el desnudo final.

Ambos con la piernas abiertas miraban con ojo científico las partes del otro, por un calculo apresurado los dos notaron que el miembro del rey era por poco más grande que el de su prometido, lo que le asustó al monarca fueron los ojos con que su pene era observado, no era simplemente deseo, se sintió, en ese momento, como un pedazo de carne a punto de ser devorado, lo que cruzó su mente empezaba a darle verdaderos escalofríos, la cara del guaperas se acercaba hipnotizada a su miembro, no pudo hacer nada, se quedó mirando atentamente como paraba a escasos milímetros de es parte de su cuerpo, para después pasar su húmeda lengua por la punta de este, ese simple hecho lo hizo perder todas las ganas de detenerlo, por un lado perdió todas las fuerzas que le restaban y por otro, tenía curiosidad por saber cómo se sentiría.

Su lengua, después de frotar más que lo suficiente la punta, se resbaló hasta su base, una y otra vez, la sensación de frío no dejaba en paz a a su espalda, sin darse cuenta su cabeza se estiraba cada vez más y más hacia atrás de puro placer.

El rubio desde abajo veía las reacciones de su pareja, los ojos cerrados de placer, y se había vuelto especialmente sensible a los jugosos gemidos que llenaban el aire, porque no era cualquier gemido, eran provocados directamente por él a la persona que amaba, sus labios apretaban ciertos lugares, pero más que nada para comprobar sus sospechas, a ratos sentía que se estaba poniendo cada vez más duro.

-Wolf…yo..ya no…-no había necesidad de más palabras, comprendió a lo que se refería.

-Ajá…yo…también…

Sus manos chocaron en el aire, en el camino hacia la boca ajena tropezaron la una con la otra, los sorprendidos ojos negros buscaron y encontraron a los verdes, el sonido provocado por la colisión llenó el aire, el maou no sabía qué decir…las orbes claras se llenaron de comprensión.

-Yuuri…tenemos un…problema-no jadear entre palabras era un quimera.

-Wolf…si tu quieres…entonces…esta bien…-la mirada azabache evitaba a toda costa la de su amante, hasta que notó un detalle-¡no te rías!

-Yuu-ri,- le mostraba su mejor sonrisa-se tu el seme…

-Pero si tu también quieres…

-La próxima vez cambiaremos posición…

-¿no…no te molesta?

-Mmmm….-se hacia de rogar-…no…jeje…- se estiró lo más que pudo hacia el cuerpo del maou quedando levemente por encima de él, la dio un suave beso en la mejilla-no me molesta…-suspiró-me he preparado para este momento desde la primera vez que dijiste que preferías las mujeres y además…-esta vez fue el rey el que le regaló un beso en la mejilla al príncipe-no quiero que mi henachoko se muera de los nervios aquí mismo…

-¡Wolfram!...¡Estas de broma! ¡¿no es así?!

-¿Eso fue una pregunta?- las caras enrabiadas eran las mejores- si, fue broma, pero Yuuri, la próxima vez será mi venganza así que, sé bueno.-si seguía la conversación tendrían un educado y largo debate para decidir quien sería el activo, tomó de la mano del pelinegro y empezó a ensalivar sus dedos.

Ante la imagen de su prometido lubricando sus dedos, se olvidó por completo de qué era lo que habían estado diciendo, era mucho, eso significaba que el sería el "de arriba", su corazón no podía estar más acelerado de lo que ya estaba, tres apéndices de sus manos fueron victimas de la boca del rubio, que una vez terminado su trabajo se quedó mirando la cara de placer que tenía delante suyo, no se decían nada, la otra mano del moreno se hizo dueña de su cuerpo por la nuca, se sintió atraído hacia el pecho del rey, por unos segundos su lado pervertido le había hacho creer algo peor, pero el pelinegro lo había hecho posar su oído en medio de su pecho, se dio cuenta de lo que le estaba mostrando, los latidos de su corazón estaba descontrolados, le pareció la música más hermosa que jamás había escuchado, todo eso era por su culpa…

Una loca inspiración del momento le hizo sacar esa mano de su nuca y ponerla en su propio pecho, para demostrarle al maou, que no era el único con severos problemas en esa parte, el corazón del príncipe parecía querer salirse de su cuerpo, pero sus ojos lo llamaron a colocar su atención en otro lugar, en línea recta desde donde su mano había sido colocada, hacia abajo estaba el pene del rubio irguiéndose hacia él, casi apuntándolo, se separó de su pecho para describir con sus yemas, a penas perceptibles, el camino hacia su estomago, desde su estomago hasta su ombligo y desde su ombligo hasta dónde en realidad quería llegar, allí apresó su miembro en la palma de su mano para aplicarle un poco de fuerza, la espalda del blondo se encorvó, en seguida, de placer, aplicaba fuerzas alternadas entre grandes y pequeñas, olvidando de que hace poco ya estaban a punto de pasar a un mayor plano.

-Yuuri…basta…me voy a…-la oración estuvo claramente repleta de gemidos, eso fue la señal que el moreno necesitaba, los testículos de su príncipe le habían llamado mucho la atención, pero ya estarían para otra ocasión…

Se sintió inclinarse sobre la persona que amaba, las respiraciones sonaban y resaltaban en el ambiente, la unión cálida de sus labios les sirvió para calmarse mutuamente y darse ánimos.

Los dedos del rey se acercaron a la entrada del rubio, un suave gemido salió de su boca al adivinar el índice moverse dentro suyo.

Era delicioso introducir, mover y separar sus dedos dentro de ese cuerpo, más al empezar a sentir las caderas del sueño de las orbes verdes moverse junto con ellos, para ayudarlos a conseguir más profundidad, con su otra mano masturbaba su miembro, se sentía entre la espada y la pared, por detrás sus dedos y por delante su mano, estaba rodeado, esta era una batalla que de por sí ya le había entregado al enemigo.

Lo único que escuchaba era el golpear incesante de su propio corazón, mientras sentía la punta del maou presionar contra su entrada, por fin, después de tanto tiempo, podría hacerse uno con quien amaba.


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Se habían acomodado abrazándose, la calma que llenaba la atmósfera era increíble en comparación con lo que acababan de hacer, la desesperación, el apogeo y luego sus esencias saliendo de sus cuerpos para encontrarse con el de otro, el rey tenía una idea rondando por su cabeza, ahora debían vestirse y seguir su camino, pero…

-Wolfram…no es por cortar el ambiente…pero…ahora debemos…bueno…limpiar-los ojos verdes lo torturaron un poco dedicandole una mirada de incredulidad.

-Sí lo sé, pero ¿con qué?...-se le ocurrió la idea perfecta para asustar al maou- y…¿si nos lo comemos?...-la cara de asco se hizo presente en la cara morena.

-¿Hablas en serio?...- la risa explosiva que salió de la boca del blondo le respondió por él-¡Wolfram!...¡no digas esas cosas!

Los labios del príncipe depositaron un beso sobre los del rey, quién pidió autorización para ingresar a su boca, el encuentro de sus lenguas era diferente, era dulce, era tierno pero tenía una diferencia con los que se habían estado dando.

-Yuuri…¿te gustó?...-el color carmín volvía a su cara.

-Sí, mucho…-sonrió- y…¿a ti?...mmm…¿duele?...

-Sí, me gusto, duele, pero se siente bien al mismo tiempo, es extraño…

-Pero duele- el pelinegro se enderezó un poco de su posición.

-No exageres, es normal que duela un poco…

-¿Quién dice eso?

-Mi madre.

-¿Cheri-sama?

-Además fuiste tierno, me cuidaste mucho…cualquier dolor fue insignificante por todo lo demás…-por sus ojos supo que no era requisito seguir con las explicaciones-Yuuri, dame lugar….

-¿A dónde?...

-Aquí- el maou notó la existencia de una especie de puerta, con una pequeña manilla del mismo color de la madera del asiento, para que pasara lo más desapercibida posible, la nívea mano giró un poco de ella, al abrirse pudo darse cuenta del contenido, toallas, pañuelos desechables, condones, unos frascos de los cuales no quería saber su contenido y…

-¡¿Un látigo?!

-Yuuri, ni se te ocurra preguntar…- declaró el rubio mientras le pasaba una toalla al moreno.


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La científica más famosa de todo el reino, compraba unos helados para ella y su cita, claro sin perder de vista al alto moreno, tenía un instinto increíble para encontrarlo, todos los años de buscarlo para que le ayudara con sus experimentos le habían enseñado muchas cosas, ahora reconocía los pasos dados por él con solo escucharlo y sentía cosas tan simples y efímeras como era el aroma dejado por su perfume al pasar por un lugar, seguía cualquier pista que le diera el ambiente.

-Gwendal, si no recuerdo mal te gusta el de lúcuma- hizo un además para que el hombre tomara su helado, pero la mirada del controlador de la tierra estaba clavada en la pareja que hacían el rey y su prometido, le pareció completamente indebido, paseándose por ahí, de esa forma, tomados de la mano, uno al lado del otro, pero no solo al lado, más bien apoyándose en el otro, con las ropas mal ajustadas, los primeros botones de las chaquetas no abrochados, liberando a la atmosfera feromonas extras, con una cara de haber compartido mucho más que unos besos.

-¡Gwendal!- la mujer lo detuvo golpeándolo con el antebrazo de la mano que sostenía su helado-toma…-era más una orden.

-Anissina, después, ahora tengo que ir donde esta mi hermano-dio unos cuantos pasos.

-¿Celos?...

-¡¿Qué?!...no estoy celoso, no puedo permitir que el monarca de este reino se pasee por las calles con un rostro que expresa claramente que hizo…cosas indecorosas…tomado de la mano con su prometido.-volvió a darse la vuelta para ir donde estaba el maou.

-¿Cosas indecorosas?-su voz fue tan fuerte que varias personas a la redonda la escucharon- el aura de heika lo único que refleja es una buena sesión de sexo.

La "O" que dibujo la boca del hombre fue tan grande que después le dolería los bordes de esta.

-¿lo único?...¿dices que eso no tiene nada de malo?...¿qué imagen tendrán los extranjeros de nosotros?

-No, no tiene nada de malo, una excelente imagen, y toma tu helado- le obedeció a su última orden-amenaza.


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La sacerdotisa principal del templo de Shinou, apoyaba, aburrida, su mentón en su mano derecha, su faz era de total hastío, no daba más, el tío con el que había salido amaba los niños, adoraba los niños, según ella, daría la vida por los niños, en una de las vueltas que "el trencito" daba alrededor de la feria, el guerrero reconoció una cabellera negra y otra rubia.

-Heika…-se escapó de su boca, antes eran los niños, ahora veía visiones con heika de protagonista, suspiro.

-Conrard-kun, ¿dónde está heika?- le daría el amén.

-Ahí…debo ir-señaló hacia la multitud e increíblemente se encontró con las dos excelencias, en un estado de enamoramiento fatal, esos dos, más que nada se sorprendía de el rey, quién no paraba de escapar de las "garras" del príncipe.

-Disculpe señor, por su seguridad, no se puede bajar en medio del trayecto, por favor espere que lleguemos a destino-el "conductor" del pequeño tren, al ver sus intenciones, lo paró en seco.

-Conrard, no te vayas

-Sí, no te vayas- una niña y un niño lo extorsionaron con sus caritas, de todas formas cuando volvió su cara a la muchedumbre las dos personas no estaban.


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-¿Qué pasa Wolfram?- su, ahora, consorte oficial y verdadero, lo tiraba de un lugar para otro, lo que evitaba era la sombra de sus dos hermanos, primero divisó en medio de la gente un cola de cabello gris que reconoció al instante y luego una cabeza castaña lo que más le sorprendió….Ulrike…¿estaba con Conrard?, pero no, hoy nadie arruinaría nada, estar con uno de ellos o dejarse alcanzar era asegurar el alejamiento del maou, uno de sus hermanos se pegaría a él como lapa y del otro debería soportar toda una charla sobre moralidad, así que se decidió por utilizar todo lo aprendido en la escuela militar, desaparecer con el maou hacia un lugar dónde no los encontraran.

-Yuuri…¿a qué juego nos vamos a subir?

-Wolf…lo siento pero hay sólo tres juegos, los demás son puestos, esta el trencito, la rueda y el río…¿vamos al trencito?

-¡Al trencito!, ¡no! Vamos al…-la rueda ya la conocía, así que…- ¡al río!, vamos al río.

-Esta bien-le sonrió con los ojos-vamos al río.

Una vez al frente de la gran estructura, el rubio se dio cuenta que la pared principal estaba constituida, principalmente por un gran corazón rojo, la puerta al recinto era una gran figura hecha como una agujero para una llave.

-Yuuri…¿Por qué se llama "el río"?

-Porque no se nos ocurrido otro nombre…jeje…

-Henachoko…

-¡No me llames henachoko!

-Entonces, no admitas tus debilidades así como si nada…

-¡No es mi debilidad!, dije no se nos ocurrió nada mejor…

-Está bien-si seguía en esa conversación el día terminaría mal-vamos, hay una gran multitud esperando fuera…

-Mmmm…si, es como en el banco…

-¿En dónde…?

-¡A! cierto que tu…un banco es un lugar en dónde retiras y dejas dinero…

-¿No la guardas en un lugar secreto de tu casa?...

-Ohhh…después te explico, ¡ven! ¡rápido ¡ esta llegando más gente.

Los dos corrieron hacia el lugar, si bien no estaba lleno, habían unas cuantas personas.

-¿Qué es eso?

-Un televisor…-los ojos del rubio podrían haberlo fulminado ahí mismo.

-Sí sé que es un televisor, me refiero que hace ahí.

-Como no había espacio para un cuarto de seguridad, tuvimos que dejarlos ahí, a vista del publico-pudo adivinar que la información no le había servido de nada-un cuarto de seguridad es donde están los guardias para vigilar lo que pasa, a través de pantallas, las que muestran lo que pasa en frente de las cámaras, como esa-el rey señaló una de ellas, en una esquina del techo-pusimos varias en el trayecto del juego.

-¿Para qué?

-Para ver que todo ocurra con el máximo de normalidad, no estamos muy seguros que las cadenas puedan aguantar todas las vueltas…además Gwendal lo dejó a cargo de Gisela para que las parejas no "cruzaran la línea de lo permitido"…

-¿Gisela?...Yuuri, pero si ahí esta Darcascos…-era verdad el dar vuelta su cabeza notó que la persona sentada en frente de todas esas pantallas y quién controlaba el juego era el reconocido soldado.

-Yo creí que era Gisela la que se haría cargo, pero de todas formas esta bien igual…¿no?

-Sí, supongo-por el reflejo que le daba una parte negra de los televisores pudo ver un moreno cabello gris entrar con una pelirroja, los dos amarraban sus cabellos en colas de caballos.-emmm…Yuuri, ya es nuestro turno apresúrate-no era verdad todavía quedaba una pareja en frente de ellos.

-Pero…

-Nada de peros-se dirigió a dos sorprendidos muchachos que no sabían que hacer, estaban frente a su rey-el maou desea subir ahora, espero que no os moleste…

-¡No!

-¡Para nada!, le estamos muy agradecidos.

Una mano se levantó hacia Darcascos, no necesitó pensar dos veces para hacer partir el juego de inmediato.


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-¡Estoy seguro que eran ellos!

-Gwendal, deja que los jóvenes se diviertan.

-¡Darcascos!...

-¡Sí mi general!-su mano derecha se paralizó en su mejor saludo de soldado en años.

-¿Viste a sir von Bielefeld y a heika juntos por aquí?-no era una pregunta, era una orden.

Morir tragado por la tierra o incinerado en segundos, fue difícil su elección.

-¡Sí, su excelencia y su majestad tomaron el penúltimo cisne antes de este!-era mejor una muerte rápida.

Se sobó lentamente y en círculos la arruga que daba al medio de su frente, ¿detener el juego?...

-Gwendal, entonces habrá que seguirlos…

-¿Qué?...Anissina…

-No hay forma que los alcancemos, pero aún así puedes gritarles desde nuestra posición…¿no crees?

Lo meditó mucho y cuando se decidió, fue tarde…


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-Wolf…¿notaste que vamos navegando en cisnes?...

-Sí, ¿cómo se mueve esta cosa sin alguien que la comande?

La cabeza del rey se asomó por afuera del bote-pájaro.

-Si te fijas bien hay unas cadenas enganchadas a los cisnes, y así, desde el motor central, moviendo sólo esa cadena, todos los botes se ponen en marcha.-tal vez no había sido buena idea hacer que el príncipe sacara la cabeza para mirar la cadena…

-¿Wolf vas a vomitar?

-No preguntes eso-se veía que hacia su mejor esfuerzo por retener sus líquidos internos dentro suyo, sus manos y uñas se unían con el borde de la madera, sintió como era tomado por el cuello de su chaqueta y llevado hacia atrás, pero detrás había algo blando como el cuerpo de otra persona, en vez de madera.

-Wolf…¿sabes para qué es este juego?

-No es para marearte…

-Debilucho, lo sé-pasó su mano por encima del pecho del maou para dejarla reposar en su hombro, sintió como su cintura era apretada, para así fortificar el abrazo, el mareo pareció calmarse.

-De lo de hace un rato…¿te gustó?...

-Ya me preguntaste eso- la fuerza en su cintura aumentó.

-Pero…te gusto…¿verdad?-por la oscuridad no podía ver la cara del monarca, alguno que otro matorral salía a la vista cada cierto trecho, pero nada más.

-Sí, estuvo…mucho mejor de lo que imaginé…¿ y tu?...¿sobrepasé tus expectativas?...

-Con creces…jeje…-un leve tono carmín se hizo presente en sus mejillas.

-Ahora es mi turno…así que Yuuri mejor prepárate…

-No lo digas de esa forma que…

-No tienes porqué temer, sabes que no te haría daño…

Una sensación extraña llegó al ambiente, los labios del otro se movían de una forma suculenta…el rubio se acercó a los labios de su prometido, para unirlos y dejarse llevar al infinito.

La respuesta fue candente, el otro cambió de posición sosteniéndose por los dos lados de su cintura, el blondo acariciaba su espalda, queriendo escabullir sus manos por entre las ropas negras.

-¿Piensas hacerlo aquí?-una voz avergonzada y temblante se escuchó.

-Yuuri, claro que no, pero…-ahora eran los brazos níveos los que estrujaban el cuerpo del maou, el que no pudo hacer otra cosa que dejar que su novio lo apresará contra parte del asiento, el cuello del moreno fue atacado por los dientes del príncipe, quién a la vez desabrochaba los primeros botones, con la mano derecha y con la izquierda subía su camisa, para disfrutar de los músculos de su abdomen, en medio del sopor, el maou se acordó de un detalle.

Una voz llenó el ambiente y todas las luces se encendieron.


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Seguían esperando la decisión final del general, por mientras los botes habían ido yéndose vacíos hacia el juego, la fila era cada segundo más larga…el pobre de Darcascos se dio cuenta de algo…

-Disculpe, hay problemas morales en el carro 8.

-Anissina, admito que tuviste una buena idea.

-¿Y ahora te das cuenta, ven subamos a este carro?

-No creo que me oigan a esta distancia…

-Gwendal tu voz se escucharía de aquí a la región Bielefeld (3)

El hombre siguió a la científica para sentarse al lado de ella, la voz de Darcascos retumbó en las paredes del lugar.

-¡USTEDES DOS, ESTA PROHIBIDO ESA CLASE DE…!!!-había prendido todas las luces que el juego contenía, todas las pantallas mostraban lo que en el carro 8 estaba ocurriendo, el soldado raso, que debería estar con su esposa, se dio cuenta a quien estaba gritando-¡HEIKA, SU EXCELENCIA, YO…PERDONEN LA INTERRUPCIÓN…!!!!

El hermano mayor vio lo que pasaba por las pantallas que mostraban la escena.

-¡Darcascos, cambia esa imagen! ¡perdón… no les pidas perdón!, me bajo de esta cosa…

-No- un brazo apresó su cintura- se supone con estamos en nuestra cita…¿no?

Rebatir fue imposible.


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Los dos consortes se bajaron del juego con la cabeza gacha intentando pasar lo más desapercibidamente posible, uno por vergüenza, el otro tomando precauciones en caso de que su hermano mayor estuviese cerca, se dieron cuenta de que muchos habían visto la escena por las pantallas, por la forma cómplice-pervertida que los miraban, si se había dado el caso que una de las sirvientas hubiese estado presente para mañana ya todo el reino lo sabría…

-Yuuri…¿a dónde vamos ahora?...

-A la rueda…ahí ya no habrá nadie…

-Me siento actor de película porno…

-No sé si exageras...-al pasar las personas comentaban una que otra cosa para mayores de edad de la pareja, a parte de hacer notar lo "compenetrados" que estaban-¿Qué hora crees que sean?...

-Por el sol, déjame ver…casi las cinco, ya debemos volver al pacto de sangre…

-¿Por qué?...si el baile empieza a las 10, tenemos tiempo…

-Sí, pero quedé con Elizabeth a las 6 y media.

-¿Quedaste?...

-Sería interesante verte celoso…-la mirada que le dedicó al maou dio más que hablar a las personas que los rodeaban.

-Celos…no son celos…pero ella era…algo así como tu novia ¿no?

-No, ella es y era mi amiga, henachoko celoso.

-¡No estoy celoso!¡No me llames henachoko!

-Mientras más rápido lleguemos a la rueda mejor.

Algo pasó por su cabeza…

-Wolfram…¿cómo supiste qué era una película porno?-si esa pregunta hubiese sido formulada a un adolescente promedio de la tierra, definitivamente se hubiera reído del ingenuo maou, pero se suponía que en Shin Makoku no existían esas cosas.

-Onii-chan me enseñó.

-¿Onii-chan?...-le costó un poco unir la información-¡¿Shori?!

-Sí

-¿Cómo te enseñó?...¿viste una?...¡¿gay?!

-No, no vi ninguna, quiero decir…ver…así como ver…no…

-¿Entonces cómo?

-Bueno ví algunas imágenes hasta que me aburrió…no, no era gay, aunque Yuri, es mejor en la realidad.

Sabía que con esa oración los nervios silenciarían al rey.
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