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Esa fecha

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Mensaje por bleeding carnation Vie Mar 19, 2010 3:50 am

No pude publicar el fic completo, asi que lo dividiré en partes.... Smile

Advertencias(amo poner advertencias….XD):

1-No digan que estoy fuera de personaje con Yuuri si no llegan hasta más de la mitad…

2-Me inspiré en un CD drama, donde se ven las ensoñaciones de Wolf con Yuuri en el baño.

3-Yuuram y Wolfyuu, he de confesaros que en un principio fue sólo Yuuram, mas la última escena se me fue de las manos….a las personas que os desagrada el Wolfyuu: en el primer lemon Yuu es el seme, así que relax…

4-No les exijo llegar hasta el final…ni yo misma se como he escrito tanto…

5-Para ser por "San Valentín" esta bastante frío a mi gusto…

6-Hay un lemon que les puede parecer pervert... Question



--------------------------------------------------------------------------------

¿Sabes? no pido nada más

Que estar entre tus brazos

Y huir de todo el mal

Que a todo he renunciado

Por estar junto a ti…


--------------------------------------------------------------------------------

Esa fecha


Parte I


Por primera vez se celebraría San Valentín en Shin Makoku desde que el nuevo maou había tomado su cargo, todos estaban emocionados haciendo sus presentes a esa persona tan especial que todos tenemos, en honor a esta ocasión y por iniciativa del rey en el camino entre el pueblo y el castillo, en medio de un claro del bosque, se había construido una feria con muchos juegos, hecha y pensada para los enamorados, los materiales de construcción se habían traído desde la tierra natal de heika y el resto de las cosas esenciales para su realización las había inventado una científica.

Sólo un día faltaba para ese día, y el clima no parecía estar de su lado, seguía nevando tan fuerte como los días anteriores, claro, podrían sacar la nieve del camino con sólo un poco de esfuerzo, pero la idea era que los juegos en su totalidad funcionara, si el cielo se empecinaba en seguir de esta forma, sólo funcionarían los bajo techo.

El pacto de sangre vivía una revolución inigualable, las sirvientas corrían de un lado a otro, tratando de desocuparse de sus obligaciones lo más pronto posible, los soldados hablaban por lo bajo entre ellos, preguntándose a quien habían escogido para el baile de medianoche, todos ayudaban a edificar ese ambiente festivo, todos, excepto las tres excelencias.

Se mantenían serios y tratando de esconder su emoción, algunos tenían el problema de no tener pareja para el baile, otros tenían el problema de que su pareja para el baile quisiera usarlos de conejillos de Indias y otros de que la que deseaban fuera su pareja no le pusiera la atención adecuada.

El mayor de los hermanos dudaba que en las condiciones en las que estaba, amarrado a una tabla giratoria, si quiera quedara en condiciones para estar de pie.

El hermano del medio, no tenía una pareja para el baile, porque cuando lo notó ya todos tenían su pareja.

El menor miraba a su prometido terminar con esa pila de papeles, documentos esenciales para el reino, estaba rendido, apoyando su cabeza en la mesa que se encontraba en frente del escritorio del maou, veía como los papeles pasaban mágicamente de un montón a otro, la mano de su prometido movía el lápiz frenéticamente, para firmar o destacar algo en aquellas hojas, la nieve caía silenciosa por la ventana podía mirarla.

El tutor del rey se había negado a dejar a los dos consortes solos, en especial desde la invasión de la cama de su estudiante, sabía que la carne joven era débil. Su existencia frente al príncipe caprichoso estaba sentada de brazos cruzados cuidando la virginidad de su heika.

-¡Listo!- al fin, la última firma del día.

-¡Ha heika su trabajo esta cada día mejor, ahora puede leer con facilidad! ¡ y se ha demorado tan poco en aprender el idioma de su reino!

-Jeje, sí Gunter….Wolfram ¿te pasa algo?.... ¿te sientes bien?

El trapo humano tirado en la mesa no le daba una muy buena pauta, en realidad su prometido no se encontraba bien, sin embargo su malestar no era físico, era mucho peor que eso

-Sí…-fue fría y sin ganas su respuesta.

-Oh….bueno, nos vemos después.

Salió de la habitación, el rubio seguía en la misma posición, mientras el tutor se felicitaba a si mismo por proteger a su alumno.


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En el almuerzo, once y cena la mayoría demostraba los deseos de que el día de mañana llegara pronto, claro a excepción de tres hermanos cuyas almas habían abandonado su cuerpo, los tres estaban pálidos sin ningún sentimiento circundando su cara, ni siquiera seriedad, el menor estaba perdido viendo el plato vacío de la última comida del día, el mayor estaba profundamente mareado, tanto que nadie pudo dejar de notar sus dificultades al caminar, sin embargo ninguno quiso hacérselo notar por miedo a su ira y el del medio intentaba disimular las ganas de tener pareja, hasta Yosak ya tenía una…

En estas condiciones, en la mesa se podría respirar un ambiente denso, los intentos de conversación eran ahogados en la boca de lo pocos a los que se les ocurría decir algo.

Una niña miraba a uno de sus padres, teniendo toda la intención de preguntar que le pasaba a su otro padre, pero al ver la cara de no entender del todo y una clara expresión de "soldado que arranca sirve para otra batalla" o mejor dicho "persona que intenta hablar lo menos posible se salvará de quemaduras, un temblor y una espada", en un suspiro desistió.

El rey ni siquiera quiso expresar su parecer ante la grandiosa celebración que se esperaba, presentía el dolor de cabeza y los ánimos a punto de estallar, tras esa cara de aparente asentimentalidad , de alguien.

Agradecía la presencia de los sirvientes, para , aunque sea, contrarrestar un poco con la de los hermanos.

La madre de las tres almas en pena estaba demasiado ocupada en sus propias cavilaciones como para notar la densa atmósfera que se vivía.

Una científica parecía inmune ante el extraño aire que se respiraba, seguía actuando como si nada estuviera ocurriendo.

Nadie sabía nada del tutor del rey, se pensaba que había de estar durmiendo.

-Wolf… ¿ya terminaste?- la ceja del entrevistado se levantó más de su par.

-¿Qué no ves?...-el plato tan vacío que llegaba a parecer limpio delante suyo fue su respuesta.

-Bueno, ¿vamos a dor…?- ¡¿qué rayosestuvo a pasos de decir…?!, se preguntó a sí mismo en medio de una fracción de segundo, su cerebro le reenvió la orden de callar a su boca.

-¿A qué….?- el príncipe estuvo a punto de sacarle esa información a su prometido, pero el mal humor y el sueño pudieron más- permiso, voy a acostarme, estuvo delicioso.

Un joven maou siguió con la mirada a su consorte mientras se retiraba, estaba un poco atontado, él pensaba conocer bien a Wolfram y si era cierto lo que creía, su reacción natural hubiera sido torturarlo hasta sacarle toda la verdad, aunque fuera letra por letra.

-Yo también he de retirarme, mañana será un largo día…-la pelirroja más temible por un alto moreno ojos azules habló.

-Anissina, de eso quería conversar, sobre lo de mañana….

-¿Si Gwendal…?- su trato fue áspero y directo dejando ver que se esperaba un inconveniente.

-Se ha presentado una emergencia y tendré que ir a patrullar…- lo dijo lentamente tratando de guardar algo de calma.

-Oh, no te preocupes por aquello, me tomé la libertad de enviar a Yosak a la frontera….- los dos pares de ojos azules se encontraron-espero que no te moleste, permiso.

El general tomó aire para defenderse, mas se desinfló como un globo, esa excusa, su única excusa, se había ido al retrete.

Por fin la sexy-queen despertó de su profunda ensoñación.

-Ohhh….Gwendal, relájate un poco, envejecerás más rápido…

-Madre, ese no es el punto- dudaba que si la científica continuara viviendo bajo su mismo techo si quiera pudiera "envejecer".

-Vele el lado positivo al asunto-sonrió-ahora tu hermano tendrá pareja.

-¡¿Wolfram?!

-No, heika, me refiero a Conrard.

-Madre…¿cómo?

-Verás- la sexy-mujer le guinó el ojo a su hijo del medio- ya que Yosak no está ahora puedes salir con su cita….

-No creo que sea tan fácil…

-Oh, sí, si lo será yo misma me ocuparé de que así sea…después de todo fui yo la que junte a tu hermano mayor con Anissina…ahora que he hecho eso puedo hacer lo que sea- declaró en el tono más triunfal que jamás se le había escuchado, sabía muy bien, que si se quedaba esperando entre los laureles podía esperar toda una vida para que sus hijos le dieran nietos, se casaran o mínimo tuvieran sexo, le daba el vuelo que les faltaba….o mejor dicho lo del sexo sólo contaba con su hijo mayor, porque los dos menores habían heredado buena parte de sus genes…

-Esta bien madre, si estas tan decidida…- se le olividó preguntar el detalle de quién sería su compañía.

-Yuuri heika…

-¿Mmmm…?

-Tengo un regalo para usted y mi Wolfy…por San Va-len-tín.- la palabra "regalo", le hizo recordar instantáneamente que en San Valentín se daban presentes…y el no había comprado uno….se había pasado los días divagando en cosas mucho menos inocentes que chocolates, tarjetas, ositos y cosas por el estilo…

Sacó de su cartera una cajita de 15x10 centimetros envuelta en papel de regalo rosa, con una gran y simple cinta blanca rodeandola. El maou la tomó como si tratara de nitroglicerina, ya a estas alturas temía de todo lo pasado por la sexy-queen, en especial, al enterarse de que ella era la culpable de su compromiso.

-No lo abra ahora, la idea es que Wolfy también pueda verlo…-reaccionó ante la primera mirada de curiosidad del maou.

-Está bien.- miró la cajita como si contuviese algún veneno.


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El príncipe mas caprichoso de todo Shin Makoku al llegar a la alcoba que compartía con el rey, se preguntó, una vez más, qué tanto provecho sacaba de seguir durmiendo allí si no pasaba nada…las hormonas de su prometido, por lo menos por fuera, parecían haber comprado un pasaje de ida a la mejor isla caribeña del mundo y no uno de vuelta…

Tal vez tendría que ir a buscarlas…¿cuántas veces había intentado revivirlas?, lo había intentado todo al alcance de su mano para provocarlo, se agarraba fuerte y seximente a él cuando dormía, su camisón terminaba en cualquier posición menos la que debía, se bañaba desnudo con él, si tenía ganas de bañarse a la hora del tuétano, él lo complacía y acompañaba, ahora solo, parado estúpidamente al medio de la habitación, seguía preguntándose "¿Qué "rayos y centellas", quería el maou?", estaba harto si mañana no hacía algo, cancelaría el compromiso.

En un principio, ciertamente dudo si comprarle un regalo o no, y hasta que punto sería una perdida de dinero…lo compró debajo de la cama se escondía su regalo, a Yuuri nunca se le ocurriría buscar allí, era simple, total si no lo quería de San Valentín su utilidad le serviría para el resto del año, era simplemente un pijama azul, con líneas rojas en el cuello y en las mangas, ese corte era típico en él, creyó que por eso, tendría más posibilidades de que él algún día lo usara, y como era igual al resto de sus futuros hermanos, no se daría cuenta si lo hacía y así no le dolería, la única cómplice que había tenido era la madre del rey, ella era fantástica, se sabía todas las tallas de su hijo menor…

Los pasos fuera de la habitación le avisaron la pronto llegada de su prometido, que llevaba en su rostro la misma cara de inocencia pura…le exasperó.

-¿Wolfram aún no te vistes?- miró que el camisón rosa seguía en las manos de su consorte.

-No…- lo pensó mejor- aunque si quieres puedes sacarme la ropa por mí- estaba hasta más arriba de su coronilla.

-¿Ah?...no, no, no, no, yo…

-Me duele la muñeca y no creo poder hacerlo solo- si no fuera por el tono de voz, el maou habría caido.

-Entonces ven- se sentó a los pies de su cama e invitó al rubio a hacer lo mismo, una vez al lado del vigesimo septimo maou, vio que hacia lo que el esperaba, empezó a aplicarle grandes cantidades de su magia curativa a la muñeca, supuestamente afectada, era suficiente.

-Ya está bien- de un fuerte tirón se zafó del agarre del inexperto rey.

El silencio por unos minutos se adueñó de la habitación.

-¿Wolfram…?

-¿Qué quieres?- se sacaba su uniforme azul para cobijarse en su camisón.

-Tu madre nos regaló esto…

-Mmmm…-por primera vez notó la existencia de la rosa-cajita- ¿Qué estas esperando para abrirla?

-Ehhh….bueno….tu sabes….es de tu madre….entonces….bueno…yo….

-Henachoko cobarde, dame aquí…¿Qué tan terrible puede contener una caja de litro y medi…o? (1)

El par de ojos oscuros y el par de ojos claros se quedaron mirando lo que les habían regalado por San Valentín, sus mejillas tomaron un fuerte color carmín, mientras las manos petrificadas del rubio daba vueltas el frasquito en busca de un error de etiquetado, las del moreno tomaron la nota que escondía el fondo de su rosa envoltura.

Roboticamente, sin sentimientos en la voz la leyó en voz alta.

-" Disfrutenlo, espero y sé que este sólo será el primero de sus vidas…", Wolf también esta en letras rosadas- el hijo menor de la culpable de este crimen no regañó a su prometido por el tonto comentario.

El dueño de las orbes esmeraldas tragó saliva, faltaba alguna típica y vergonzosa recomendación técnica que él tan bien conocía en su madre.

-Dala vuelta.

El maou obedeció en seguida, también había algo escrito, pero en letras mucho más pequeñas.

-"Para empezar es mejor usar uno a base de aceite, aunque les advierto deja manchas difíciles o imposibles de sacar en la ropa, después pueden cambiar a uno a base de agua…Feliz San Valentín"- apenas si pudo leerlo todo.

Sí, el frasco contenía ni más ni menos que lubricante, no se sorprendieron demasiado, ninguno de los dos, porque el rey, en este último tiempo, había estado soñando despierto sobre otra faceta de su prometido, y el soldado quería algún día usarlo con el maou, en realidad en frente a ellos estaba algo esencial que los dos habían pensado comprar, uno no se había atrevido y el otro no pensaba desperdiciar su dinero, al fin y al cabo la persona destinada su uso habría salido corriendo directo al baño si siquiera se lo habría enseñado…

-Emmmm….- en esta situación sí que no sabían que decir.

-Yuuri, voy a guardar esto en un lugar donde nadie lo vea- no despegó su mirada del asesino que tenía en sus manos.

-Emmm…Wolf…¿no sería mejor dejarlo en la mesilla de noche?

Tal vez, tenía algo en los oidos que no lo dejaba escuchar bien…

-¿En la mesilla de noche?...¿Para qué?...-debía reconocer si el hombre con el que compartía la cama le recomendaba dejar, algo como eso, mejor al alcance de la mano, definitivamente sería una invitación clara a tener sexo, pero estaba hablando de Yuuri Shibuya, el único en el mundo capaz de proponer algo así por una causa infantilmente inocente.

El interrogado se sonrojó.

-Bueno….yo creo que es la mejor parte donde esconderlo….nadie busca allí, en cambio en los roperos o en el baño los sirvientes revisan a gusto y….podrían encontrarlo, jeje- esa fue la excusa express que se había inventado, por un momento su boca lo traicionó al proponer algo como eso, su parálisis mental momentánea hizo que pensara en voz alta.

Lo peor del caso: tenía su lógica, tanta que el rubio consorte se la trago por completo.

-Esta bien, para ser un henachoko tienes buenas ideas.

El moreno suspiro fuertemente, se habría librado por unos pelos, debía reconocer que la idea de tener sexo con su consorte lo estaba volviendo loco, había caido en su propia trampa, al principio era el rubio el que se le tiraba encima y le exigía un cambio en la relación más drástico, pero ahora parecía no tener intenciones de seguir presionándolo, las aguas se habían calmado demasiado, lo peor de todo era que el no tenía ni la menor idea de cómo empezar algo como eso, o como seducirlo, no se le pasaba por la cabeza que no era cosa de "pensarlo" ni "analizarlo", sino de sólo dejarse llevar por el momento, los nervios no le daban esa opción.

Entre una cosa y otra, se había decidido, aprovecharía la ocasión, si se declaraba en San Valentín, románticamente y lograba impresionar a Wolfram sería un recuerdo para toda la vida ¿no?...lo del sexo, si se daba…aceptaría.


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Antes de dormirse profundamente, lo último que sintieron fue el calor del otro a sus espaldas, por vez primera el príncipe no se había enroscado al cuerpo del rey de Shin Makoku, lo que había dejado al maou con el corazón partido en dos y un fuerte arrepentimiento comiéndolo por dentro…

No le había aplicado al maou una llave de lucha libre porque sentirlo cerca le dolía, esa calor era suyo, pero sentía que "no quería ser suyo", se equivocaba, el alma que estaba a su lado sería capaz de darle su esencia más pura…


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El cantar de los pájaros despertó a un rubio mazoku, un nuevo día se avecinaba, sus primeros pensamientos fueron "desgraciado día", "maldito San Valentín", y muchos más de ese estilo, es mejor poner la culpa en manos de alguien o algo en vez de pasarse todo el día odiando a Yuuri, la base de esto era "si San Valentín no existiera no tendría que sentirme así y todo seguiría igual, como cada día y el hecho de que no me pusiera atención no sería tan doloroso".

Estiró sus dos brazos, desperezándose de la noche pasada y bostezando, su camisón rosa con cintas celestes quería ser cambiado por su típico uniforme azul, hasta que recordó que deberían ir a la feria primero, debería usar un traje adecuado para confundirse entre el público, se había decidido por no despegarse nunca de su hija, así no tendría la oportunidad de estar a solas con el rey y que le diera razones para sentirse mucho más depresivo.

Se dirigió al closet para escoger una vestimenta adecuada, presintió detrás de sí un par de ojos que le carcomían la nuca, volteó para ver de quién se trataba.

-¿Yuuri?...-pero no era solamente Yuuri o "simplemente Yuuri", estaba vestido tal y como siempre lo imaginó, en vez de ese uniforme tan simple, llevaba uno totalmente ornamentado, con detalles de hilo de plata en los hombros, los bolsillos y el borde de las mangas, además los botones y cadena que adornaba su bolsillo izquierdo también eran de ese material, en vez de sus típicos zapatos, llevaba unas botas negras que le llegaban un poco más debajo de la rodilla, y lo más importante en el lado derecho de su pecho llevaba la piocha de oro con alas que le había dado el día que se convirtió en maou oficialmente, todo lo que siempre quiso.

-Wolfram, mi único amor…¿Cómo has amanecido?

-¿Yuuri?... ¿estas bien?...

-Estoy de maravilla.

La incredulidad del rubio se apoderó de su rostro, no podía ser, sus labios y ojos tuvieron que separarse hasta su maximo.

-Wolfram, será mejor que te vistas, no querrás llegar tarde a nuestra cita- la cara del rey expresaba toda la seguridad que nunca en su vida tuvo, y la del príncipe sencillamente no podía expresar otra cosa mas que su incredulidad.-Bueno, mi amor me retiro, para que puedas vestirte a gusto, con tu permiso- el maou hizo una rendida reverencia antes de salir de la habitación.

La persona que era reconocida por tsundere, pudo procesar con dificultad lo que estaba pasaba ocurriendo,¿Yuuri llamando cita a su ida a la feria?... su prometido Shibuya Yuuri había cambiado de la noche a la mañana, bueno para qué meditar de más el porqué de ese cambio, pero aunque quisiera no podía analizar nada, sus neuronas parecían haberlo abandonado.

Intercambio su ropa de cama por su uniforme azul, más rápido de lo que lo había hecho en toda su vida, quería salir de ahí luego para seguir disfrutando del momento, se miró en el espejo, se arregló un poco, en dos grandes movimientos ya se había peinado, en el apuro se olvidó por completo de su regalo.

Cuando salió vio la espalda de su futuro esposo, no era la primera vez que le daban unas ganas incontenibles de abrazarlo por detrás, pero la mejor de él eran sus profundos y únicos ojos negros en los que se perdía de vez en cuando, sólo dos personas en todo el reino tenían los ojos oscuros y uno de ellos era su prometido.

Cuando se dio vuelta pudo ver que en sus manos llevaba un ramo de flores, esas que cultivó su madre, esas que les fueron dedicadas, veinte retoños de "hermoso Wolfram", le fueron entregados, se hipnotizo, no pudo quitar la vista de ellas, en su regazo descansaban indefensas.

-Esto es para mi único amor, feliz primer San Valentín, Wolfram-sus ojos se encontraron, el rey se acercó a la mejilla izquierda de su consorte para depositar un tibio y largo beso en ella, su caprichoso enamorado dirigió su mano hacia el cuello de maou, para acariciarlo suavemente, dónde notó un detalle.

-Yuuri…¿y el colgante que Conrard te dio?

-¿El azul?....bueno este día será sólo para nosotros dos, Conrard no tiene porqué inmiscuirse, ni siquiera a través de…

-Pero Yuuri, mi hermano te lo dio con tanto amor….

-No, mi amor este día será para nosotros dos y nadie más.

-Yuuri, deberías usarlo si Sir Weller se entera se va a sentir profundamente herido….

-Sólo si tu me pides usarlo lo haré.

-Por favor….

-Esta bien, por ti sería capaz de hacer cualquier cosa.

El vigésimo séptimo maou volvió a ingresar a su cuarto para buscar el azul colgante mientras su consorte saciaba su vida ante la contemplación de las flore en honor a él.

Desde afuera la persona que parecía estar fuers de este mundo le pareció que la búsqueda y luego encuentro de esa pequeña piedra preciosa azul fue rápida y perfecta, tal y como había amanecido Yuuri…

Al salir la verde mirada seguía clavada en el ramo.

-Son hermosas…-pensó en voz alta.

-Sí, lo son, pero su belleza no se compara a la tuya.

-Yuuri

-Vamos, si no partimos llegaremos tarde y quiero subir a todos los juegos con el amor de mi alma.

-¿Subiremos también a la rueda? Miko-hahaue me ha dicho de que las parejas en la tierra suelen subirse allí.

-Si el amor de mi corazón lo desea, así será.

El dueño de los ojos oscuros tomó de la mano al de los ojos claros, con la visible intención de llevarlo fuera de palacio de esa forma, el pecho del controlador del fuego se llenó de una sensación indescriptible, estaba caminando de la mano, por primera vez con él…con él…creyó que tendría que esperar años para siquiera tomar su meñique, pero no allí estaba sintiendo la tibieza y la seguridad en la mano del otro.

Al pasar todos les daban una profunda reverencia, por fin sirvientes que respetan como se debe, pensó un embelesado rubio, se sentía caminar por entre las nubes, hasta se podría decir que sus pies no llegaban a tocar el suelo, antes de salir del castillo un subalterno se le acercó con un florero en las manos, eso si era atención, los incompetentes debieron, por fin, ser despedidos…

Después de una profunda mirada con su amante dejó las flores en ese cómodo lugar, después de todo no podía pasearse por toda la ciudad con un ramo.

Siguió el camino con la mano de su esposo de guía, se sentía completamente complacido, no hacia falta ni respirar en ese momento, al estar fuera del pacto de sangre, vio que sólo un caballo estaba preparado, el caballo negro del rey, del suyo no había ni rastros.

El maou se encaminó hacia el, ofreciéndole una mano para ayudarle a montar.

-¿Yuuri y mi caballo?- quería deleitarse con la voz del otro al dar la causa de su ausencia…

-Creí que por esta vez sería mejor que montáramos juntos, como en los viejos tiempos…

-Yuu…ri- dos sílabas se escaparon de sus labios.

Con su pie derecho en posición y con la mano del pelinegro de punto de apoyo subió al manso corcel, una vez arriba, el maou se dispuso a subir, sin ayuda, quedando detrás del príncipe, poniendo levemente sus manos en su cintura, usando la vil escusa de tener algo en lo sujetarse, el rubio pudo sentir esas manos en esa parte de su cuerpo, lo que le hizo enderezarse todo lo que pudo, pero no sólo posó sus manos, pegó toda su espalda y lo que pudo de su fisonomía al cuerpo de su rubio prometido, el consorte no pudo hacer otra cosa, mas, aparte de las posibilidades de empezar a sentir algo duro por atrás…si lo sentía declararía a esto un milagro.

Tomó las riendas, mientras miraba por última vez las caras de los sirvientes, caras serías y respetuosas llenaban el lugar, todo lo que siempre quiso, antes de retirarse todos volvieron a hacer otra reverencia, el rey, quién descargaba grandes bocanazos de su aliento en el indefenso cuello de su acompañante le había otorgado las riendas para dedicarse a acelerar su corazón, no decía nada, pero estaba cerca, y sexy.

La persona al que le pertenecían los ojos verdes a penas si lograba poner atención en el camino, estaba más ocupado de pensar en algo para hablar, si seguían así por mucho tiempo su cuerpo reaccionaría visiblemente en medio del bosque…

Respiraba por la boca, su respiración agitada, una sensación extraña lo embargó.

-Yuuri, alguien nos está mirando…-sentía que alguien lo observaba fijamente, se sentía incómodo.

-No importa, todo estará bien,- su acompañante casi derritió su oído- debes recordar que soy el maou…y…te protegeré aunque mi vida costara aquello….

-Yuuri, no debes decir eso, yo soy un soldado entrenado y debo proteger a mi rey….

-Ssshhhhhhh…-un dedo índice calló sus labios- no digas más…no es necesario…

Se perdió por unos instantes en los ojos del chico que tenía pegado a sus espaldas, era perfecto. No pensaba en nada pero con saber que estaba hundido en esas profundidades en ese pernicioso abismo, le era suficiente.

El moreno pasó sus manos rozando a propósito la cintura del otro, para tomar las riendas…

-Quiero conducir, pero lo haré sólo si tu lo deseas….

-Esta bien, Yuuri- lo miraba desde abajo totalmente hundido en su pecho, contemplaba su mentón desde un ángulo que jamás había probado, la luz que se escapaba traviesa entre las copas de loa árboles le era totalmente afín, se le habría ido la vida suspirando…

El caballo se detuvo ante un ademán de su piloto…el maou tomo la cabeza de su prometido y la colocó dulcemente en el espacio que se formaba entre la base de su cuello y su tetilla izquierda.

-¿Es más cómodo así?...- dijo mientras sus ojos buscaban los verdes.

-Sí…-no había necesidad de más palabras, el olor que desprendía el cuerpo detrás suyo era único, podría pasarse toda una vida oliéndolo sin aburrirse.

Se sentía llevado por quién más amaba en este mundo o en cualquiera, por quién creyó preferiría mil veces cualquier mujer antes de él, por quién pensó nunca recibiría atención, lo que ocurría a penas si llegaba a enterarse, estaba usando de almohada su pecho, sintiendo su propio cuerpo reaccionar ante la cercanía del otro, y sus manos dirigían virilmente el caballo en el que viajaban…


--------------------------------------------------------------------------------

El camino hacia la feria fue realmente perfecto, no necesitaba nada más en esta vida, quedarse así para siempre, era lo único que pensaba…

Llegando pudo ver que el lugar estaba limpio, brillante, las hojas en el suelo más parecían de otoño que de invierno y el sol resplandecía fuertemente desde su trono en el cielo, no habían rastros de la nieve, ni del invierno, todos los árboles tenían hojas, no sólo los "hojas siempre vivas", las mariposas revoloteaban en el aire, habían personas, tanto nobles como del pueblo, pero no estaba excesivamente lleno ni habían filas de locos, unos cuantos puestos estaban abiertos para pequeñas diversiones, entre las todas las diversiones, se levantaba alta y orgullosa la rueda, la tan ansiada rueda…

La reina madre tenía toda la culpa de su emoción hacia ella, quería subir inmediatamente….

No se dio cuenta cuando su prometido estaba parado en el suelo y le ofrecía una mano para bajar, el contacto hizo que su corazón se volviera loco, la sangre se le subió a ambos a la cabeza, la gente se separó para dejarlos pasar, a la pareja real directamente hacia ese juego mecánico con el cual tantos sueños había tenido, debajo de sus pies había una suabe alfombra de flores para facilitarles el caminar, el olor que llenaba el ambiente era un Sueve aroma a pinos que lo hacia perder la conciencia a ratos.

En línea recta desde donde ellos habían descendido del caballo estaba uno de los cubos que servían para subir se a esa entretención.

-Sólo subiremos si lo deseas…

-Yuuri, por supuesto que lo hago, con toda mi alma…

-Usted primero, mi amor-le ofreció el maou, con una sonrisa de galán en la boca.

Entró sin decir ni media palabra, sin siquiera pensar en una, un hombre de estatura media con bigotes blancos, una vez su rey hubo subido, bajó una palanca para hacer funcionar por primera vez este juego, Wolfram desde arriba podía ver los ojos de todos observándolos, el sol, aunque de medio día no molestaba mi cegaba, era tranquilo como el de la tarde.

Los ojos negros se lo comían vivo, lo miraba directo a los ojos, pero sentía que de reojo no eran sus orbes los que le interesaban…tenía una pierna semi-cruzada, la mano derecha en su rodilla y el brazo izquierdo semi-abrazándolo por detrás.

-Wolfram…despierta…

-¿Ehh….?

-Wolfram….des…-un suspiro se fugó de su boca-…pierta….el rey acortó la distancia entre el y el rubio, posándo sus labios sobre los de él, por un tiempo, que si bien fueron unos segundos a él la pareció infinito, podía sentir el dulce aliento del otro mezclarse con el propio, Wolfram por reflejo depositó dos suaves y mojados besos sobre los labios del pelinegro, quien corto el contacto retirándose bruscamente…

-Yuu…ri

-Wolf….despierta…¿si?....

El principe al ver hacia abajo entre la multitud vio una cabellera rubia que reconocio perfectamente…

-Yuuri…¿tu sabes con quién a quedado mi madre?...

-Lady Cheri ha decidido, por el honor de sus hijos y de sus fallecidos marido, no quedar con nadie y empezar a usar vestidos más recatados, creí que lo sabías mi amor…

Entendió el porqué de el "despierta"…eso era el cumplimiento de su máximo deseo, el imposible, primero esperaba ver el fin del mundo antes de eso…

-Entonces….debo estar….¿¡soñando!?

Efectivamente, al darse cuenta de aquello su pequeña historia, la realización tan esperaba, se esfumó como el viento, no pudo detenerla, como una pintura de acuarela fresca que le cae agua se desvaneció entre sus manos.

Al entreabrir los ojos ala realidad efectiva, vio una mancha negra que entorpecía su mirada, cerró los ojos nuevamente, tal vez si se dormía ahora tendría posibilidades de seguir con el sueño, en la parte en donde quedó por lo menos…

-Wolfram, despierta-la mano de la persona a la que le pertenecía esa voz tan conocida lo zamarreó- ya todos se estén yendo, llegaremos tarde…

Lo último que quería era que lo molestase, quería por lo menos tenerlo de esa forma, románticamente, en sueños…no le colocó atención, se dio vuelta en la cama dándole la espalda y tapándose, con la esperanza que se rindiera.

-Wolf…levántate…

-Wolf, llegaremos tarde….

-…-si no le hablaba tal vez entendería la indirecta…

-Wolf, sé que estas despierto, levántate…

-….-¡¿por qué coño no se callaba y lo dejaba en paz?!

-¿Wolf?...

-Wolf…Wolf- la mano del rey lo ayudaba en la peligrosa tarea de despertar a su compañero.

-Wolfra,….Wolf, levántate…

La rabia empezaba a dominarlo…

-Wolfram, por favor, Wolf….

-¡¿QUÉ QUIERES!?- a su pregunta la acompañó una bola de fuego que quedo a centímetros del cuerpo del otro, estaba perfectamente calculada, era para sólo asustarlo, sin embargo lo único que calculó fue el cuerpo….

-Te te tetetetete ….

El olor a quemado se hizo presente..

-Habla como se debe…-le ordenó, miraba sus ojos negro, ni se preocupó del resto de la habitación o de su cuerpo…

-Tenemos que ir…somos la pareja real- habló rápido y soltando toda la información que pudo en el menor tiempo posible…se estaba aprovechando de es hecho…

-¿Para qué quieres ir conmigo?....Yuuri, estoy seguro, podría apostarlo, ni siquiera me has comprado un regalo…- separó sus miradas, posándola justo en la dirección contraria…

-Bueno, lo de comprar…

Volvió a buscar los ojos del rey, para encontrarlos observando detalladamente el suelo de la habitación, sus manos estaba en su espalda, llevaba el mismo uniforme de siempre, su uniforme escolar, y no había ni rastros de su piocha…

La ceja del rubio estaba en una posición casi vertical, sus labios estaban apretados el uno con el otro, finalmente sus brazos y piernas estaban cruzadas…

-Lo lo lo..- tragó saliva, en el ambiente estaba presente la orden muda de dar explicaciones-…de comprar, no, la verdad…no te compré nada…

-Dime algo que no sepa…

Ese pequeño comentario le había dolido a ambos.

-Lo, que que que, qui,eee,ro decir es…no compre nada porque se me olvi..olvidó….jeje…- sacó una de sus manos de detrás de su espalda, dejando ver a sir Bielefeld lo que no esperaba ver.

Los ojos del rubio se abrieron levemente, sus extremidades perdieron un poco de tensión…¿era cierto?...¿otro sueño?

-Pe, pero, hoy…mientras dormías…corté estas…flo, flores…pero…

Ante el príncipe se erguía todo un gran y bien hecho ramo de flores, era cierto eran de esas que creo su madre, pero no eran sólo "hermosos Wolfram", también estaban las dedicadas a sus hermanos y al maou, el problema era que la mitad estas estaban negras y chamuscadas….

-Si no te importa…¡feliz San Valentín!- se acercó al rubio pasándole el ramo con su brazo derecho rígido, totalmente extendido, casi metiendo su cara entremedio de las flores, seguía con la vista en el suelo.

Un consorte tuvo que aceptar que no era tan diferente su sueño, lo único que frente sí estaba su tierno henachoko de siempre, estirándole torpemente su regalo, casi pegándole con él, había confesado la traición de su memoria, con un regalo tan simple como para niños de kindergarten, con su típica vestidura de siempre, y tan tartamudo y miedoso como siempre…un sentimiento de culpa tomó su cuerpo, había quemado él mismo su regalo…

Miro las inocentes victimas de su maryoku, y después la cara roja y embarazosa de su henachoko, su propia expresión había cambiado mucho inconscientemente de un de total enfado a una comprensiva y avergonzada.

-Yuuri…yo…lo siento…

-No importa, toral…las corté del jardín nada más…-competían por cual de los dos estaba más rojo, el rey se rasco la cabeza con su mano diestra, y rió, una torpe risa.

De vuelta al ver su presente, no sentía nada en especial, sólo algo que nunca había sentido, la puerta fue tocada, unos golpes anunciaron la llegada de alguien.

-Yuuri heika ya es hora de irse-un castaño entró al cuarto sin esperar que le abrieran.

-Dime, Yuuri, tu fuiste el que me puso el nombre, úsalo.

-jeje, está bien…-al menor de sus hermanos le molestó la sonrisa de comercial de uno de sus hermanos mayores- Yuuri, todo está listo, ya pueden bajar, el carruaje esta listo…

-Wolfram- ahí estaba de vuelta la sonrisa inocente de siempre y el tono neutral que tanto le dolían, sus mejillas ya no estaban tan claramente alteradas…-me voy a adelantar, te espero afuera…


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Debía reconocer que no se esperó ningún tipo de regalo, antes de salir de su habitación le dio una última mirada a las inocentes víctimas del fuego, si había próximo año le reclamaría presente doble…tal vez, lo habría…

Los pocos sirvientes que todavía no se iban, estaban tan normales como siempre, algunos los saludaban al pasar y otros ni siquiera notaban su presencia, al caminar no notaba nada en especial, y al llegar fuera del castillo no notó a un Yuuri super-caballeroso esperándolo, suspiro, tal vez, sería un día tan normal como todos…

Habían dos carruajes estacionados, uno de ellos tenía problemas al partir y para su suerte era el del maou, maldijo por dentro…el otro era el de su madre, con el apellido "Spitzberg" escrito en una pequeña placa de oro, su madre muy divertida hablaba con su prometido…

-Buenos días madre

-Buenos días Wolfy-tuvo todas las intenciones de enterrar a su hijo menor entre sus pechos, pero se contuvo.

-Yuuri…¿Qué pasó?

-¿Ahhh…?...¿Con el carruaje….?....bueno esa rueda-dijo señalando a la delantera derecha- tiene quemaduras que podrían haberla debilitado y podría ser peligroso subir…

-Ya veo…¿Cómo cuento se tardarán?

-Ohhhh….Darcascos no ha podido encontrar el repuesto asi que….

-No se sabe…- lo dijo con total seguridad en su voz.

El rey asintió con la cabeza, apesadumbrado

-Wolfy, no te enojes con heika no tiene la culpa…

-No me enojo con él, me quejo de todos estos sirvientes buenos para nada que…

-Suenas como si no hubieran probado el regalo que les dí…

-¿¡PROBAR!?...-el pelinegro utilizó toda la potencia de su voz en esa palabra, saltando casi como un gato asustadizo.

-Si, heika probar, no es justo…- tomo del brazo a su futuro yerno- yo creí que como hoy era San Valentín lo harían…

-¡Hahaue!

-No, no, se equivocó…- trataba de alejarse de la cara de la sexy-queeen que se acercaba cada vez mas a su rostro.

-Yo creí que ya había disfrutado del cuerpo de mi hijo…como duermen juntos…

-¿Ehhh…?

-¡Madre!, deja de hablar de mí de esa forma- se estaba sonrojado…- y… ¡suelta a Yuuri!

El rubio tomo a su prometido por el otro brazo

-¡Es mío!- lo jaló hacia el lado opuesto a su madre…

-Sí, lo sé- la rubia decidió no seguirle el juego que terminaría con los adoloridos brazos de un rey

-¿Y…y Conrard?- preguntó por lo primero que se le ocurrió

-Hace 10 minutos que ya ha partido- Su futura suegra respondió

-Conrard…¿yéndose sin Yuuri?-al menor de los hermanos le pareció extraña la salvedad.

-Sí, ya se les hacia tarde…jijiji….nunca aceptaría que uno de mi hijos llegara tarde a un lugar- cerró pícaramente uno de sus ojos- heika, Wolfy, antes que se me olvide…Greta va con ellos…

-¿Greta?...pero si iba a pasar San Valentín con nosotros…

-Madre, ¿no habrá un error?...

-No, ohhhh….pero que aburrido, pasar San Valentín con tus dos padres, nooo….Greta se fue con su cita….jijiji

-¡¡¡¡QUÉ!!!!- ambos hablaron al mismo tiempo- ¡¿Con quién?!

-Con Lindsay-kun.

-¿Quién?- al menos pensaban tan igual que decían las mismas cosas al mismo tiempo sin poner se de acuerdo-pensó una sex-mujer.

-El hijo de Lord Wincott…

SE demoraron unos segundos en unir la imagen de la futura cabeza de los Wincott con ese "pequeño rufián" que a Greta le había agradado tanto.

-Yuuri, tenemos que encontrar inmediatamente a Greta- giro pesadamente su cabeza hacia el lado donde estaba el rey.

-Ahora mismo, ¿dónde esta ese reparador de pacotillas?

-¿Cuánto hemos estado esperando aquí y aún no llega un repuesto?¿los soldados?¿dónde están los soldados?-en realidad la desesperación que les había nacido por la información recién entregada a la rubia le pareció cómica, le gritaban a todas partes, giraban sobre si mismos buscando inconscientemente alguien para focalizar sus gritos en un punto fijo…

La rubia rió

-¿Qué pasa Cheri-sama?

-Veo que sois un par de celositos…

-Madre, se trata de la seguridad de nuestra hija…

-Os propondré algo…¿por qué no usan mi carruaje para adelantarse?...yo puedo tomar el otro una vez que lo arreglen, de todos maneras mi cita aún no llega…jiji…

Se miraron, uno de ellos seguía con su brazo fuertemente agarrado…

-Tu qué crees Wolf…

-No…habría ningún problema…pero…

La sexy-queen aplaudió con la punta de sus dedos inmediatamente

-Entonces esta dicho, irán en mi carruaje…-empujo a ambos consortes hacia la estructura de madera que era tirada por cuatro caballos, era visiblemente mas grande que la del maou, se sentía casi obligándolos a caminar.

Metió a su hijo dentro de él, le dio una corta recomendación antes de salir.

-Wolfy, ya sabes donde están las cosas- le dedicó un fugaz guiño aun par de muy abiertos ojos verdes.

Una vez fuera estranguló la muñeca del rey casi tirándolo dentro del lugar, luego para cerrar la puerta dio un gran portazo.

Cuando la pareja no pudo verla sonrió por lo bajo

Los minutos pasaban y el vehiculo no se ponía en marcha, los dos esperaban que por fin se movieran, mas no pasaba nada, al ambiente le faltaba unas chipas para terminar de incendiarse, los dos no sabían bien la causa de la demora, alguno de los dos tendría que terminar por explotar, finalmente el rey no soportó la espera…

Abrió bruscamente la puerta…

-¿Y el conductor?....¿dónde está?- ni el mismos sabía si "conductor era el adjetivo adecuado para quién guiaba carrozas, pero en esos momentos era lo que menos le importaba…

-Darcascos es el único soldado que aún no ha ido a la feria…lo siento heika pero habría que esperar que vuelva…

-¿Esperar…?¿Qué vuelva?- hizo un paneo general del ambiente, la nieve seguía presente enfriando un poco la atmósfera, el aire que respiraba parecía humo en estas condiciones y el ni siquiera tenía algo para el frío encima, vio el grueso y negro abrigo que tenía puesto la sexy-queen, aún con algo así puesto encima sus insinuantes curvas quedaban a la vista, la mujer no pudo seguir conteniendo la risa.

-¿Mmm…?

-No, heika, ¿ninguno de los dos piensa usar algo contra el frío?

-¿Ehhhh…?

-Nada, nada no me ponga atención…

-Yuuri…¿y el conductor?...

-No ha llegado ,no…tu quédate aquí, yo conduzco-no planeaba quedarse como enclenque hasta anciano, hoy, por lo meno le demostraría a Wolfram que no lo era, y era bueno empezar por algo, ya las flores no contaban mucho, tal vez si se ofrecía a hacer este servicio todo sería más fácil y el rubio cambiaría un poco su actitud para con él.

Con mucha dificultad, mas de la que le hubiese gustado subió al asiento preparado para guiar el carro, una vez arriba sintió un fuerte golpe en la parte baja de su espalda que casi lo bota del asiento, era la ventanilla creada para la comunicación con el pasajero.

-Yuuri, ¿te sabes el camino, bien?- su voz era fiel retrato de que en realidad no confiaba demasiado en el poder de ubicación del rey- es mejor que conduzca yo, yo soy…

-Un soldado entrenado que debe proteger a su rey-no miro directamente al par de sorprendidas orbes verdes- lo sé…

-Y es por eso que yo debería estar en tu lugar…-se interrumpían mutuamente.

-Wolf…quédate dentro, por favor…-tomó la pequeña perilla y cerró delicadamente la "ventanilla", el príncipe se quedo mudo, pero estaba bien, si quería conducir, que conduciera, no estaba de ánimos para llevarle la contraria, por hoy no gastaría saliva en causas muertas, de todas formas siempre terminaba haciendo exactamente lo que el rey quería y no había método conocido para ganarle a su decisión, lo que si podía hacer era admirar los cambios dentro del carruaje de su madre, suspirar y contemplar el paisaje mas detalladamente.

El fondo era verde oscuro con pequeños puntos y estrellas blancas intercalados, los bordes habían sido decorados con maderas talladas pareciendo hojas de otoño amontonadas, habían dos grandes asientos suficientes para 4 personas sin ninguna especie de incomodidad, hasta pensaba que apretadas cabrían 6, el suelo tenía una suave alfombra sin ninguna especie de adorno ni ningún dibujo en especial, era simplemente verde, eso le llamó la atención teniendo en cuenta lo detallista que era su madre, las cortinas eran blancas, casi transparentes, con la luz del sol a la hora del día adecuada desde dentro de podría ver si alguien estaba afuera, por su sombra, pero desde fuera no se podría ver lo que pasase dentro…su ojo de soldado le hizo comprobar que las orillas de la alfombra no estaban bien sujetas…lo que podría significar un cambio muy rápido o continuo de ella, al agacharse a comprobar el estado de esta, pudo ver el compartimiento tan famoso entre los nobles de su madre, se había sentado justo en el lugar que lo escondía, mejor se cambiaba al de enfrente….


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Todo su cuerpo sentía las inclemencias e irregularidades del camino, tenía sus brazos cruzados, una pierna yacía sobre la otra y su cara se parecía cada vez más a la de su hermano mayor, la arruga sobre la nariz se hacia cada vez más notoria, tenía un mal presentimiento, esas anomalías en el camino al pueblo no las conocía…

-Henachoko inútil…

No pensaba decirle nada, ni siquiera quitar la cortina para comprobar lo que estaba pensando, ni menos abrir la ventanilla para hablarle, esperaría pacientemente hasta que fuera el mismo maou el que confesara su error.

Tuvo que esperar unos 10 minutos más, hasta que por fin, el carruaje se detuvo, pero no era cualquier parada, afuera no estaría la feria ni menos el pueblo, estuvo a punto de salir e interrogar al novato conductor, pero podría jurar que el pelinegro estaba tan o mas acongojado que él y ya vendría en camino, cuando se diera cuenta que no tenía escapatoria…

Así paso, al rendirse, tuvo que aceptar que lo único que le quedaba por hacer era ir y darle una explicación a su pasajero, en verdad no deseaba quedarse como henachoko para siempre, la perdida de los ánimos, también le hizo perder la energía, por primera vez se dio cuenta de algo que debió hace mucho, estaban en medio de un paisaje blanco sin nada extra para protegerse, el frío se coló por entre su normales vestimentas, debió haber sacado uno o tal vez dos abrigos del armario, ahora que lo pensaba…

Al descender sintió como si su cuerpo pesara el doble de lo que en realidad era, hasta su encuentro con la nueve le pareció más arduo que en el castillo, dónde casi no notó su presencia, cada paso fue una odisea aunque el blanco manto no le llegaba ni a loas talones, la sola idea de la reacción de su príncipe hacia que cada pequeña inclemencia del tiempo fuera una tragedia, finalmente se encontró a si mismo frente a la puerta, a la horrible puerta.

Tomó la manilla para empezar a girarla lentamente, el oro obedeció a su mano cediendo fácilmente, al abrir la puerta sintió un agudo y atemorizante chillido que a sus nervios no le fueron de ayuda, vio la figura sentada, que ni siquiera se dignaba a mirarlo, se sintió podrido por dentro.

-Cierra luego, hace frío-era el tono más neutro que jamás le había escuchado, se esperaba todo un castigo, o quemaduras de primer grado, pero no, al rubio le habían revivido los genes de su hermano mayor, seguía en la misma posición tratando de guardarse todo por dentro.

-Wolf…-soltó un profundo suspiro-estamos perdidos- no hubo respuesta, le dolía la falta de palabras de su prometido…su mirada no pudo separarse de la fina figura que estaba a su lado, aunque enojado e hirviendo por dentro, le parecía totalmente hermoso, bello, el diccionario y todos los sinónimos no le eran suficientes para describirlos, parecía un verdadero ángel furioso, tratando de controlar su castigo.

Ante la declaración de des-honor que había hecho el rey no tenía más opción que inspeccionar el lugar para tener una idea de cuán lejos del castillo estaban, sin mirarlo, tratando de que su presencia le pasara desapercibida, salió del carruaje, para encontrarse, debía aceptarlo, en medio de un claro del bosque, pero no del claro indicado, desde su posición podía verse la rueda girar como si nada estuviera ocurriendo, como si el maou, el gobernante de este reino no se hubiese perdido a si mismo, dentro del bosque de una forma tan….tonta, por no decir algo peor…

Frente al vehículo había un gran lago cuya superficie todavía daba algunas señales del frío que hace poco hacía, había algunas partes aún congeladas, pero en proceso de derretimiento y flotaban pedazos rebeldes de hielo no dispuestos a ceder por completo, se sentó en un viejo tronco que había a un lado de el, esta "perdida" no era solo tonta…era imbecil, por lo menos pudo haber tomado como referencia la rueda y haberla seguido, pero, quién sabía por qué, no lo había hecho.

El lago estaba rodeado por un no tan espeso bosque, para el lado en el que ellos estaba, por que el contrario era tan tupido que quitaba toda posibilidad de que un humano o mazoku pasara por entremedio de los árboles, en otras palabras, estaban atrapados.

La presencia detrás suyo estaba apenada y tratando de salvar lo poco que le quedaba por hacer, disculparse, lentamente el maou tomó lugar al lado de su futuro cónyuge, se sentó de piernas abiertas, viendo con atención los primeros insectos temerarios en salir después de tan crudo invierno.

-No volverá a nevar…- el rubio cortó su silencio.

-¿Ahhhh…?¿por qué?

-Porque las hormigas han salido de sus madrigueras, cuando lo hacen, no vuelve a nevar…- el moreno luchó contra su indecisión para poder decirle lo que quería.

-Wolfram yo…los siento…

-No es necesario…

-Si lo es…

-No, no lo es, debes pensar que yo te dejé guiar los caballos,-le hizo un ademán para que no lo interrumpiera y lo dejara terminar- sabiendo muy bien que no estás acostumbrado al paisaje de invierno de Shin Makoku, si lo meditas mejor, yo también tengo una parte de la culpa…

Lo único que le provocaron al maou esos comentarios fue sentirse aun más pequeño de lo que ya se sentía, se suponía que hoy sería su gran día, el día en que todo cambiaría…

-Pero, hoy es San Valentín y…yo, creí…

-¿Si…?-se comían veladamente con los ojos.

-Creí que tu querrías pasar más tiempo conmigo…- no podía decir "creí que saldríamos como pareja, nos abrazaríamos, nos besaríamos y tal vez…otra cosa, porque hace mucho, Wolfram, que estoy cruzando la línea y en verdad lo necesito", definitivamente esa no era la respuesta del millón….

-¿yo…?¿y tú…?

Los nervios seguían enmudeciendo al maou…

-¿Tu quieres pasar tiempo conmigo?....¿Yuuri?

-….-miraba las orbes verdes, tan hermosas que le quitaban el habla, sus propios ojos eran devorados por los verdes

-Cómo siempre lo pensé…- con una media sonrisa irónica miró al cielo, Yuuri no estaba siendo más que caritativo con él…

-¿Qué pensaste?...-en realidad no tenía ni un atisbo de idea de que era "lo que había pensado", pero su instinto le dijo al oído que no debía ser nada bueno- ¡Wolfram!….-lo jaló fuertemente por la manga del brazo izquierdo-mírame a los ojos…-debía controlarse y tratar de no ahogarse entre esas profundidades, por lo menos no esta vez- tu…tu eres siempre el que empieza todo por esta vez yo…

-Querías devolverme la mano- su tono de voz era sarcástico, trataba de aliviar el dolor riéndose de él.

-¡No es cierto!...está bien, de cierta forma, pero no…

-Yuuri, tu condescendencia lo único que hace es herirme más- se paró de su casual asiento, su figura fue seguida por el rostro del rey- sube, esta vez yo conduciré, y no te preocupes, si en realidad no quieres estar conmigo puedes ir con cualquier mujer que desees-ahora era su turno de contemplar el suelo-yo me ocuparé de Greta, tu…

-¡No es lo que quiero decir!, por la #$%&& madre ¿vas a dejar que termine?...- la situación en realidad se le había ido de las manos, por un segundo sintio que si no aclaraba el punto lo perdería para siempre, tenía que explotar…los ojos dilatados y esperanzados del rubio le dieron visto bueno a su discurso para que comenzara…¿Yuuri?...¿Yuuri acababa de perder sus estribos?

-No es condescendencia, yo….hace tiempo que…quiero cambiar nuestra relación, pero tu….quiero decir- no sabía por dónde comenzar, su mente le aconsejaba "por el principio", mas ¿cuál era el principio?¿desde que llego a Shin Makoku?, botó una gran cantidad de aire para ordenar sus ideas, después miró al que quería fuera su consorte a los ojos- Wolfram, tu eres mi prometido, los dos sabemos muy bien eso…pero todo este tiempo he sido yo y sólo yo el que le ha puesto trabas a nuestra relación-volvió a tomar aire-al comienzo tu hacías intento para tener un cambio mas profundo en ella, pero después tu cediste y desde ese punto, podríamos llamarnos amigos, hacemos todo juntos y vamos a todas partes juntas, encontrándote a ti me encuentran a mi, y hallándome a mi te hayan a ti…yo…Wolfram me gusta esta relación que tenemos ahora, es pacifica y equilibrada, pero…yo…ahora…necesito…-la parte más importante de la conversación se estaba ordenando en su cerebro- Wolfram…-los ojos negros se intensificaron tanto que los verdes sintieron que lo quemaban por dentro- el problema, mi problema es que duermes conmigo y eres mi prometido, es demasiado para mí, ha habido noches en las que me he sentido a punto de…"estallar"-hizo comillas con sus dedos al decir muy avergonzado esa palabra, su cara se tornaba a un rojo furioso, el príncipe presentía a donde quería llegar-sé que tu me dirás "si querías mas acercamiento sólo debiste haberlo pedido" o algo vergonzoso por el estilo…Wolfram, para mi no es tan simple, me cuesta mucho….esto…necesitaba una excusa para…"acercarme…y San Valentín se transformó en eso- el dueño de las orbes verdes podía adivinar que las mejillas del pelinegro estaban ardiendo, sus propios ojos se suavizaron al comprobar sus sospechas-por eso yo pensé que hoy sería "nuestro gran día", un día para recordar para toda la vida, pero tanto me pasé planeando esa parte, que olvidé comprarte un regalo y para colmo…es mi culpa que nos hayamos perdido…

-Yuuri…¿te gusta mi cuerpo?

-¿Eehhhh…?-lo llevaba a ese limite, porque era joven y sabía que no sufría de enfermedades al corazón.

-A mi me gusta el tuyo…más que gustarme…me excita…mucho…-una nueva competencia por cual de los dos estaba mas rojo se había declarado, sólo que ahora y por el estado en que estaban deberían incluir una verdura o fruta tan conocida por todos nosotros como es el tomate….

-Wolfram, hay noches que he llegado a odiar tu camisón, se corre y deja tanto a la vista, es como si lo hiciera a propósito…- o sea que el maou no era tan inmune a sus "técnicas de seducción"-¿por qué?...

-Je…-sería un poco malo- punto uno, tu pusiste el tema, punto dos, tu mismo fuiste el que dijo que querías un "acercamiento"-hizo el mismo gesto con los dedos de sus manos que su prometido había usado para otro termino- y punto tres, usaste la misma palabra para el mismo fin: dijiste que yo diría que si quisieras más "acercamiento" sólo deberías decirlo, eso hace clara referencia a no sólo dormir juntos…¿no? Y después dijiste" necesitaba una excusa para acercarme y San Valentín se transformó en ella", o sea Yuuri, tu subconsciente te ha traicionado, si uno esas dos ideas…

-¡¡¡¡Ahhhhh!!!! Wolfram yo…no quise yo…

-Yuuri…

Esa voz lo ánimo a derrotar de una buena vez todas sus dudas, los dos se acercaron al otro quedando frente a frente mirándose en silencio a los ojos, sus pechos estaba a unas pocas pulgadas del otro, sus labios pedían incesantes, ese magnifico primer contacto.

-Yuuri…dime qué quieres…-coló sus manos por detrás del cuello de su pareja.

-Wolfram yo, quiero pasar el resto de mi vida contigo..yo…-sus manos se resbalaron desde cintura hacia la espalda del chico que tanto deseaba- aunque suene muy carnal…yo…quiero pasar la noche contigo…

El rubio colocó su frente en la del otro, pudiendo contemplar el profundo negro de sus ojos mucho mejor, podían sentirse totalmente, el calor de sus ardiente y rojas mejillas, el golpear incesante y desesperado de sus corazones en su pecho, su ya "no tan normal" tibieza de sus cuerpos.

-Yuuri, yo también quiero…contigo, yo…lo necesito- los labios del rey besaron su mejilla derecha- ¿te importa si "pasamos la noche" en el día?

El olor a pino y a tierra mojada los llenaba por dentro y los hacia desear con mayor poder el cuerpo ajeno.

-Yuuri, entra al carruaje, aquí hace frío…¿no?...

-Mucho, creo que me estoy congelando…- rieron ante la sincronización de sus ideas…


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Una pelirroja tiraba de la mano a un alto moreno ojos azules por toda la feria que había traído heika.

-Gwendal y tú tanto que te quejaste por la construcción de este lugar…mira, si todo el mundo se esta divirtien…do-los ojos azules del hombre se habían pegado a uno de los puesto en los que se competía por un pequeño y romántico premio.

-¿Qué estás mirando?...-no tuvo que obtener una respuesta para darse cuenta, en la estantería de ese puesto había un delfín de peluche, con un par de ojos gigantes a cada lado, no tenia nada en especial, habían peluches mucho más tiernos que ese, pensó la científica, hasta que recordó el llavero que su rey le había dado al moreno, tal vez de cierta forma le recordaba a él.

En menos del tiempo que una persona normal lo haría, ya tenía todo un plan listo, tomó a su amigo de infancia del brazo y se lo llevó hasta el puesto.

-Quiero ese peluche, el delfín-se lo señaló con el dedo índice de su mano izquierda, haciendo un ademán escondido con la cabeza, preguntándole secretamente si ese era el muñeco que quería, lo que hizo su compañero fue cerrar lenta y pesadamente los ojos, temiendo que la pelirroja arruinara para siempre su reputación gritándole al mundo que era para él, esos signos con los ojos y la cabeza se habían transformado con los años en un idioma que sólo ellos conocían, ni siquiera lady Cheri se sabía todas la traducción de las palabras a ese lenguaje propio-pero, Gwendal…-rogó que no dijera nada vergonzoso- un hombre nunca podría si quiera coger ese peluche, ustedes no piensan con la cabeza, sino con la fuerza bruta, yo no necesito un hombre que lo haga por mí, así que lo cogeré por mi misma…usted…-se dirigió al encargado del juego, se había encargado que toda la gente a un metro a la redonda la escuchara fuerte y claro- dígame de que se trata.

-Con esta pistola debe tratar de botar de su lugar el juguete que quiera…¿esta segura que no desea que su novio lo haga por usted?

-Completamente, si yo lo quiero yo misma lo obtendré…

-Tiene que apretar el gatillo de esta forma, ¿entendido?

-Sí

-Está prohibido usar maryoku

-Esta bien.

-Póngase en posición, como el chico al lado suyo y ya está.

-Comprendido-se inclino sobre la mesa, apoyando parte de su cuerpo en ella, apuntó directamente ala base del peluche, la bala de plástico logro moverlo un poco de su posición original.

-Emmm…por turno son 5 disparos por persona por…

-No necesito el precio, me lo llevaré gratis, antes de los cinco disparos…-confiaba plenamente en si misma.

El segundo disparo lo hizo a la base del muñeco, el tercero a la parte alta, nuevamente al medio y…estaba hecho, se estaba llevando al delfín gratis…el encargado intercambió muñeco y pistola con la científica, quien trataba de esconder su emoción por haber logrado ese pequeño triunfo, lo que la tenía así no era el peluche en sí, sino para quién estaba destinado. Caminaron unos cuantos pasos, la mujer le pasó al alto hombre el peluche.

-Gwendal…¿podrías llevarlo por mí un rato?-le guiñó como toda una cómplice el ojo, y el moreno comprendió lo que quería decirle.


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-Greta…¿puedo tomarte de la mano?...

-Sí, ¿por qué preguntas?

-Porque mi padre dijo que tus padres todavía no "intimaban", ni les gustaba hacer eso en publico, y que quizás como a ellos no les gustaba…a ti tampoco te agradaría…

-No, no, si me agrada…mmmmm…. ¿Qué es intimar?

-Creo que es algo que hacen los papas en la noche mientras duermen…

-¿Cómo duermen y al mismo tiempo…?

-¿Quieren algodón de azucar?-un castaño interrumpió el rumbo que estaba tomando la inocente conversación, las pasó a ambos chicos una ración extra-grande a cada uno, olvidaron automáticamente qué era lo que estaban hablando

Comían alegremente sus dulces sin preocuparse del resto del mundo, el castaño dio su trabajo por bien realizado, pero su cita no opinaba lo mismo, se sentía saliendo con una verdadera niñera, le gustaba en un hombre la cualidad para llevarse bien con los niños, pero eso ya era exagerar, nunca la habían tomado menos en cuenta, si salía una vez cada cientos de años del templo de Shinou no era para perder el tiempo de esta forma…

-Emm….su excelencia…

-Ulrike no es necesario, llámame Conrard…-le dedicó a la mujer una de sus típicas sonrisas.

-Etooo….Conrard-kun, ¿podríamos acercarnos a uno de los puesto?...emmm…¿ese de allá estaría bien?....

-¿El de allá?- se dio vuelta hacia las dos cabecitas que lo miraban curiosas-niños…¿qué les parecería un peluche?...

-¡¡¡¡Sí!!!!- claro y a ella que se la secuestrara un kohi…

La mujer en menos de una hora que estaba al lado del castaño, pudo darse cuenta que estaba hecho y pensado para los niños…
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